Jefe (J) y empleado (E).
J: - Señor Díaz, es usted un empleado de toda mi confianza. Quisiera que siguiera al contable porque cada día desaparece de la oficina durante dos horas.
Al día siguiente:
E: - Esto es lo que sucede: el contable se va al garaje, coge su coche, se va a su casa, le echa un polvo a su mujer, y vuelve al trabajo.
J: - ¿Así que se va a su casa con su mujer?
E: - Me permite que le tutee?
J: - Hombre Sr Diaz, con los años de confianza que hay por medio, no faltaría más.
E: - Se va al garaje, coge tu coche, se va a tu casa, le echa un kiki a tu mujer, y vuelve al trabajo.
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